martes, 25 de diciembre de 2007

Me voy a pasar año nuevo a la montaña y de vacaciones.
Desde lo alto / voy a levantar mi copa y brindar por ustedes, mis lectores, por la vida y por los detalles...

Cántico introspectivo

es oportuno revisar la gravedad del presente /
desacralizar pensamientos
o arrojar vasijas contra el suelo

son tiempos de liturgias mundanas /
comidas en soledad /
tiempos de dulces caseros /
hornos con panes quemados / anunciaciones...

entonces / es lícito tajar el pecho / apartar los tejidos
y rescatar con las manos
los restos de células muertas /
suturar las huellas inútiles /
sanar las costumbres baldías /
los encuentros sin hora

son tiempos de silencio /
oscuridad y replegamiento /
tiempos de introspección / de luces claras
sin gritos que aturdan los tímpanos /
momentos de renovarse / de llorar sin miedo.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Aquiescencia

el aire sin escapatoria
convierte al horizonte en ritmo monocorde
y abandona en él
un movimiento silencioso / casi gélido
de olas que descubren
su esencia en la orilla

todo es diáfano /
como ese lugar diminutivo
donde el mundo estalla / corroe /
roza vulgarmente / transforma el segundo

donde el recorrido cilíndrico tiene
un sonido agudo / casi estentóreo / imperceptible
que penetra por ese resquicio lúgubre
que la piel tiene invisible
y congela el instante / para siempre.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Declinación

eras una imagen /
música
resonaban bemoles en mis resquicios
y yo / sólo un pentagrama mudo

aún en barros viciados
y canteros inútiles /
la fuerza de la primavera
me hizo espiga
crecí contra las sequías
y resistí / intacta / en las inundaciones

avancé encandilada
sin encontrarte nunca /
contra espejismos...

eras uñas plásticas
que rasgaron con su artificio
las cuerdas de mis sensibilidad
que arañaron inconscientes / con alevosía
las paredes de estos aposentos

ahora observo las huellas
que se desvanecen en el desierto
y soy la mujer
que desliza sus párpados
con el alivio de los sobrevivientes

soy la giralda que eleva sus ojos
y le sonríe a la fluorescencia del cielo

en cambio vos /
seguís siendo una imagen taciturna
un espejismo estéril /
un faro apagado
que mi sed ya ni siquiera ve /
a lo lejos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Intersticios limpios

vacío el placard / los cajones /
los contenedores de aire caliente /
suicido mi discurso en el comedor /
renuncio a los andamios sosteniendo invisibles /
pateo mi estómago y escupo saliva acre /
coágulos antiguos / bilis ardientes / resquemores malsanos
me arrojo a la intemperie sin siquiera recuerdos /
lo arranco todo / hasta el polvo de mis difuntos
y prendo por fin la gran fogata

observo que devora de a poco /
que fagocita con avidez / con gula
que trasforma en cenizas una vida imaginaria
que muta en nada lo que ocupaba todo

ahora sólo estoy rodeada de oquedades /
de intersticios limpios
y huecos vacantes que esperan pacientes
la restauración del aire.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Mutación

desprendí mi sombra en una avenida /
caminé sin duplicidad

dejé / después / en la plaza más próxima
restos de alas usadas / fragmentos de mí misma
que ya no construían ninguna realidad

me desvestí frente a la ceguera urbana /
evité los espejos /
avancé imperfecta entre los cuerpos fingidos
como una nueva crisálida

arranqué mi piel con espátulas filosas /
como un cirujano hinca su bisturí
con habilidosa paciencia /
intentando conservar los órganos vitales

pronto el ardor penetró en mis vísceras
me volví trémula / estallé en mares /
me implosioné por dentro

renacer era / evidentemente /
un proceso lento y espinoso / cruel y hasta sádico
pero al menos sabía
que la mutación había comenzado.

martes, 27 de noviembre de 2007

Sugestiones selectivas

la seducción tal vez sea
una curva sinuosa de afirmaciones suaves
y rupturas selectivas /
señales sutiles en las sábanas
y silencios simulados
que no satisfacen las bocas sedientas

se me antoja / miradas sigilosas
y secretos sensuales
escondidos en la saliva que se traga /
o un sacrificio sincrónico /
un encuentro singular a ras del suelo

quizás sólo sea un sabotaje
a la rigidez de lo seguro /
un sismo que no registran los instrumentos /
percance inesperado antes de cruzar el límite /
o una semilla sugestiva
que cae en las manos serenas
de dos que coinciden en un mismo surco.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Manjares

Los hongos se estaban por quemar. El olor a comida calcinada llegaba hasta el teléfono cuando un hombre de voz ronca me dijo a través de la línea: "Mañana no venga a trabajar, vamos a prescindir de sus servicios por tiempo indeterminado".

Eran las diez de la noche. Ya no me importó comer. Arrojé los champiñones consumidos en la bolsa de basura, que colgaba de la puerta del patio. Lavé la sartén de teflón con una esponja suave, la sequé con un repasador y la guardé en el canasto de las ollas.

Empujé la mesa contra la pared, acomodé las revistas de cocina en un costado y comencé a inflar mi colchón de camping en el medio del monoambiente. Regulares empujones de mis brazos contra el inflador hacían que mi cama apareciera ante mis ojos.

El reloj sonó a las 6:30 AM, me desperté sobresaltada y encendí la hornalla para preparar mate mientras me cambiaba. En el baño, frente al espejo, me pinté los labios y los párpados. Planché mi pollera del uniforme y de repente tomé conciencia de todo: no debía ir a trabajar. Me volví a acostar con pollera y todo. No me importó que se arrugara. Mi lápiz labial adornó de rojo la bombilla del mate hasta que se acabó el agua.

Me cambié de ropa, me puse un pantalón y salí. El día estaba nublado. La gente iba y venía de sus trabajos. Conocí seis plazas nuevas caminando en línea recta hacia ninguna parte cuando, de pronto, el cielo se oscureció. Estaba lejos de casa como para volver antes de que comenzara a llover. Entré en un bar. Pedí un café con una cucharada sopera de leche fría. Me trajeron también una macita seca. Con mis dedos logré hacer de ella un polvo regular y de un sólo color. El café se enfrió enseguida, pero lo tomé igual. Afuera la gente corría para protegerse de la lluvia. Alguien pasó riendo con la cara hacia el cielo y toda empapada. No me miró. Recorrí con mis ojos el ángulo de ventanas que daba a la calle. Pequeños carteles pegados en los vidrios anunciaban las promociones del día. Me detuve en uno pequeño que estaba junto a la puerta: "Se solicita ayudante de cocina".

Medité un momento mirándome al espejo que estaba en una pared enfrente de mí. Luego, me acerqué al mostrador y me ofrecí para el puesto. Mari, una mujer con la arruga del enojo en la frente, me preguntó qué sabía cocinar. "De todo" le dije, "los hongos son mi especialidad". "Está bien", contestó, "podés empezar a prueba hoy al mediodía. Te quedás una semana y después vemos". Después se quedó un momento mirando fijamente hacia la puerta de entrada. Luego se volvió sobre mí y me dijo: "Pasá, acá tenés un delantal, en la cocina preguntá por Segundo que es nuestro cheff, él te va a decir lo que tenés que hacer".

No volvió a mirarme. Le hice caso con actitud sumisa, como quien recién comienza un nuevo trabajo.

Segundo era un hombre extravagante y atractivo. Vestía con colores vivos y su delantal era a rayas amarillas y rojas. Me presenté y repetí las palabras de mi nueva jefa.

Con un "¡Carmencita!" me recibió amistosamente y me dijo: "¡Qué suerte que viniste a ayudarme, solo no doy a vasto! Lo primero que tenés que hacer es pelar las papas que están en ese balde".

El lugar era poco pulcro. Los utensilios se amontonaban en la pileta y nadie los lavaba. Me senté en una mesa (no había sillas) con las piernas abiertas y un balde vacío entre ellas. Comencé a pelar. Creí que necesitaría el resto del día para acabar con mi tarea, pero no fue así. En una hora todas las papas estaban sin piel.
Después me tocó lavar los trastos sucios y limpiar un poco. En el lugar vivían cucarachas, moscas y hormigas. Poco a poco traté de combatirlas.

Segundo cocinaba en inmensas sartenes de mango de madera, hacía bailar las verduras en la base circular y cantaba.

A medida que pasaban los días me sentía más cómoda. Las enseñanzas de mi amigo el "Cheff" me iban convirtiendo en una excelente cocinera.

Un día me sorprendió con un regalo: un sombrero de cocina color marrón. Tenía un tono más oscuro al salir del globo superior y caer hacia la base, que parecía un tallo. Cuando me lo ponía él decía que estaba más hermosa y me tomaba por la cintura para bailar.

Mari, nuestra jefa, estaba contenta conmigo y hasta me parecía que ya no se veía tan enojada como el primer día.

Las verduras volaban en mis manos junto al cuchillo que las tajaba en tiras delgadas. Segundo las colocaba en su sartén gigante y las salteaba combinando los colores más inimaginables.

En poco tiempo había aprendido a cocinar toda especie de carnes. Las sabía al horno, a la cacerola, a la sartén. Pero a mí, lo que más me atraía eran las verduras, con sus coloridas texturas.

A veces nos quedábamos cocinando fuera del horario que nos correspondía, a la dueña no le molestaba, nos veía entusiasmados. Las noches en que terminábamos muy tarde yo me quedaba a dormir en el salón, llevaba mi colchón y mi inflador en la mochila y armaba mi cama como si estuviera en casa. Mis días ahora tenían sabor y ritmo.

Una noche en que estábamos cansados los dos, Segundo me preguntó si me molestaba que él también se quedase a dormir. Yo le dije que no, y cuando la dueña se fue a su casa, nos preparamos una cena muy romántica. Encendimos velas y comimos sentados sobre el colchón. Esa noche dormimos juntos y el amanecer fue maravilloso.

Un día de vuelta a casa, entré en mi monoambiente y me sentí extraña. Todo se veía desordenado y sucio. Era evidente que en ese lugar ya no me sentía cómoda.

Decidí preguntarle a Mari si me podía mudar al bar. Al día siguiente le inventé que se me vencía el contrato de alquiler y no querían renovármelo. A ella le pareció bien. Pensó que así trabajaría más.

Ese mismo día, junté mi ropa, mis revistas de cocina y me mudé. Acomodé mis pocas pertenencias en un mueble antiguo que me cedió Mari. Se notaba que comenzaba a quererme y su actitud era propia de una madre. Con Segundo la relación iba cada vez mejor, se quedaba a dormir conmigo casi todas las noches. Incluso habíamos acondicionado la cocina para que el colchón quedara inflado permanentemente en un rincón.

Disfrutábamos de los más deliciosos manjares y yo comenzaba a engordar sin darme cuenta. A mi "Cheff" eso no le importaba y me comía a besos todas las veces que podía. En la cocina me abrazaba todo el tiempoo y como Mari nunca entraba allí, compartíamos ardientes encuentros entre los aromas de la comida que se preparaba al fuego. Él estaba loco por mí, aunque era extremadamente posesivo.

Un día me sentí como acorralada. Al terminar mi horario decidí salir a caminar sola. A pesar de que mis piernas se veían flacas, noté que todo mi torso superior había engordado y me sentí como un árbol de copa frondosa. Me costaba caminar. Con nostalgia di una vuelta por mi antiguo departamento. Todavía tenía las llaves de modo que pude entrar. Fue difícil pasar a través de la puerta por mi gran contextura. Nadie había ido por el lugar, a pesar de que ya no pagaba el alquiler. La mugre se había acumulado en todos los rincones. Había arañas en los techos y varios insectos voladores. Supe que nunca más volvería a ese lugar y me fui dejando la puerta sin llave.

De regreso al bar, noté que Mari ya se había ido. Sentí el olor a cebolla que Segundo estaba friendo en su inmensa sartén. Pensé que estaba preparando nuestra cena, pero yo no tenía hambre.

Al verme se acercó hasta donde yo estaba y comenzó a mordisquear a besos mis pechos abultados. Yo hubiera preferido que se alejara de mí, pero no tenía la suficiente fuerza como para separarme de él. Cuando comenzamos a sentir olor a quemado me liberó de sus brazos y fue a remover su preparación agitando el mango de la sartén. Yo me recosté en el colchón.

Segundo cortó zanahorias en delgadas tiras. Luego se acercó con su cuchillo y me tomó entre sus brazos. Me arrastró hasta su tabla de picar, yo pensé que necesitaba mi ayuda, pero me apoyó sobre ella y comenzó a cortarme en juliana. Mi cuerpo crujía como si fuese un hongo. Probablemente el hongo más carnoso que jamás se hubiera visto. Cada tajada me hacía cosquillas y yo no dejaba de reír.

Una vez que me tuvo completamente fileteada me arrojó sobre las cebollas que ya estaban en su punto justo. Luego esparció sobre mí las tiras de zanahoria.

Segundo tomó el mango de su sartén y nos hizo volar por los aires. Las partes de mi cuerpo bailaban al ritmo de su canto. Comencé a dorarme y a absorber el sabor de la cebolla. Me perfumó con sal, pimienta y unas gotas de limón.
Cuando el arroz estuvo listo, lo arrojó sobre mí y sobre las cebollas y nos mezcló con una cuchara de madera. Apagó el fuego y se recostó sobre mi colchón con la sartén en la mano. Poco a poco me devoró como si me besara. Ésa era la mayor manifestación de amor que él podía hacerme y yo lo comprendía muy bien.

martes, 20 de noviembre de 2007

Implosión

la longitud que se eleva sobre las piernas
se parece a los hilos
que no sostienen maniobras inmóviles

se estira la sal hasta la garganta
donde revienta en burbujas etéreas / enrojecidas
como la traducción del nombre
de un sentimiento que cuesta dibujar

así se prolonga el tiempo
hacia costados ambiguos
y crea un espacio de líneas microscópicas

la última esquirla casi desaparece
se esfuma /
se evapora /
se disimula
como si fuera una aroma
adueñado del aire.

(el dibujo: latsunami es de diana)

lunes, 12 de noviembre de 2007

Dualidad simuladora

Dualidad (de Zaida del Río, pintora cubana)













ella se sienta en mi silla
apoya sus manos sobre mis piernas
y compone con su respiración
un silencio apacible y ligero / casi hipócrita

empuja mis labios
/ me sonríe /
masculla palabras obscenas /
mueve mis párpados como si fueran alas
y visita cumbres imposibles /
páramos donde nadie pasa /
rincones indefensos / existe

crea el tiempo sin puntualidades /
no acude a las citas
y lo espera todo

sólo contempla y es contemplada / vive
ella tiene mi sangre en sus virtudes /
mis defectos en sus genes
y está empecinada en saber quién soy /
en conquistarme.

jueves, 8 de noviembre de 2007

El zumbido taciturno

tal vez deba buscar un pez que seduzca
la brutalidad azul de las formas
o zambullirme de cabeza
en las aguas inquietas de una zanja

usted que tiene ese paso veloz
por los senderos quietos
quizás me enseñe la grandeza del silencio

es posible que su hazaña elemental
le haga una zancadilla a mis costumbres
o que pinte de zafiro las noches donde no está
o haga de esta pequeñez
una razón con sentido

el crucero zarpa a destiempo
haciendo zigzag entre mis piernas tibias
pero no hay peligro de zozobra
si la llovizna aquieta con su lápiz gris
todo lo colorido que se me mete dentro

usted puede dibujar
o hacer zumbar su luz taciturna
en los zócalos de mis labios

yo echaré en la orilla los restos de firmeza /
dejaré el disfraz / los zapatos / los comienzos
usted empújeme a ese abismo zurcido de lo que soy
arrástreme a lo inalcanzable
hágalo ahora cuando todavía estoy viva
con esa voz tímida y frugal que todo lo dice
o lo calla todo / o lo inventa todo /
o no dice nada.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Límite


















hay un punto
que se traza en el tiempo /
que es un círculo abierto /
una estratagema de indicios
que no conducen a ningún sitio
pero donde coincide más de una existencia

el espacio que ocupa
es cálido y visceral / acromático / panóptico
donde los ojos se achican
en la aparición de una rutina histérica /
donde el cuerpo se vuelve sinuoso / hendido / otro
y el ruido ensordece
todo lo que no es pasión / vértigo / caída
todo lo que no es tonalidad coral
que gime y fenece

en ese lugar palpita el límite /
el más allá / lo que no está
la convergencia del encuentro cercano /
la comunión irracional
en su sentido más amplio /
la predestinación sin señales a tiempo.

(Ariel Díaz hizo este dibujo para mi poema. Gracias!)

lunes, 29 de octubre de 2007

Posibilidad llamada deseo

si al menos pudiera
abandonaría la razón
desataría los pulgares
de los barrotes de este concilio conmigo misma

comenzaría otra vez
mi descubrimiento del fuego /
mi percepción del aire caliente

olvidaría los sismos que dejé detrás /
las aguas hirvientes de mis antepasados
que crepitan en el interior de mi cuerpo
lleno de rocío matinal

saldría a la calle
ignorante de los disparos /
de las naturalezas muertas / de las náuseas ajenas
y de la tristeza peregrina de alguien
que acaba de mutar como una crisálida espantada
por el mundanal ruido de los otros

miraría a los ojos de los transeúntes
como si no tuviera otra historia para contar

si al menos pudiera
dejaría que las manos
volvieran a tocarme /
tan sólo eso...

jueves, 25 de octubre de 2007

Premio Revista El Invisible Anillo



En este video se puede escuchar mi poema Receta recitado por dos poetas españoles a canon, quienes tuvieron la amabilidad de hacerlo por mí, ya que por razones obvias... yo no podía viajar hasta Madrid.

Transcribo otra vez el texto para quienes quieran leerlo y escucharlo al mismo tiempo.

RECETA

ingredientes:
una medida de contemplación
de ojos rodando al vacío
por una orilla que refleje las formas de las nubes

dos cucharadas de voluntad
la sangre necesaria
para empujar el barco encallado en una costa de incertidumbre

un pizca de astucia
(conseguirla en mercados callejeros
o en toboganes donde bajen niñas de cabeza)

veintiún gramos de espíritu:
dejarlo caer sobre la masa
como una lluvia de silencios

brotes de sonrisa / cantidad necesaria
cultivar los que sobren
(todas las comidas quedan bien con medialunas de labios)

tres gotas de absurdo
imprescindibles para que el sabor
nos resulte cotidiano

preparación:
colocar la contemplación en un recipiente redondo
mezclar con los dedos la voluntad /
agregar la astucia y las gotas de absurdo
hasta lograr una masa uniforme
introducir uno a uno / los brotes de sonrisa
y finalmente espolvorear el preparado con el espíritu

/ dejar reposar nueve meses en lugar tibio /

consejos:
puede acompañarse con cualquier ensalada
imprescindible degustar con una copa de amor.

lunes, 22 de octubre de 2007

Principio y fin

la ciudad es un desierto
con resquicios que el eco ya no multiplica /
el sol encandila
dejando tras de sí / huesos calcinados
y la ceguera
no hace invitaciones promiscuas

es el intervalo
donde la naturaleza se vuelve monocroma
y cae por la inclinación del destiempo /

convergen en un punto infructuoso
aciertos y equívocos /
expectativas y oportunos
que se suicidan sin testigos
donde ya no hay nada que esperar.

martes, 16 de octubre de 2007

Instante traslúcido

basta con circular la lengua
por la boca de un desconocido /
con apoyar los labios
en la humedad reseca de un aliento

alcanza con invertir las rutinas
para que la nieve
se transforme en semillas iluminadas /
que el aire empuje contra la cara
los pétalos traslúcidos /
la piel mustia de las flores marchitas

es suficiente el diálogo gestual
o las piernas al grito de la tarde
o los ojos pegados contra el suelo
en busca de una cercanía desenfocada /
una definición que no llega a ser /
una aparición que se desvanece

basta / tal vez / con dejar que el sol
entibie las dudas / implosione / se evapore / regurgite /
que succione para sí todo a su alcance
o se lance de boca contra el pavimento /
que se suicide
o le quite gravedad a un solo instante.

martes, 9 de octubre de 2007

Sin resistencia

cuando el mundo parece dormido
a orillas de lo inmóvil / de lo estéril / de lo entumecido
lo único posible
es permanecer sin esfuerzo
ante el cielo que no termina

dejar que suceda lo impostergable:
respirar / por ejemplo /
o que la saliva
mantenga su velocidad
y se incline ante el ritual

que el cosmos
explote en la bahía profunda
y después
anestesiada por ritmos que se aquietan
dejar que surjan vertientes naturales
en el origen del cuerpo.

lunes, 1 de octubre de 2007

Hipótesis de un encuentro

..................." El infinito es el lugar donde dos líneas paralelas se cruzan."

yo podría ser una línea /
perfectamente recta /
perfectamente nimia / perfectamente suspensiva
aún con mis inclinaciones
y mi sinuoso empeño
en descubrirme curva / entrecortada / humedecida / ancha

y enfrente usted
paralelo a ese abismo
aún con sus certezas improbables
y su ondulado secreto
de definir axiomas / falsedades / dilemas / mutaciones / cifras

nuestro espacio: esta tierra
los glaciares turquesas /
los ríos de caudal onírico /
las arenas relucientes de la tarde / calcinantes / que ciegan
o las playas de cemento
(cualquier esquina o zaguán donde refugiarse)

entonces el supuesto / la conjetura / la fórmula
inicia su marcha
los cálculos dictaminan /
los corchetes retardan / se pierden / aparecen...

pero yo sé que ahí
donde el universo se nombra sin fin
nos encontramos:
se rozan nuestros cuerpos en un festín sensorial /
de carne / de algo indefinible
y el agua salada nos desborda por la boca.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Mantra

si sigo la curvatura del tiempo
caeré al vacío
o me quebraré la espalda contra el muro quieto

si me detengo
es que el huracán arremete contra todo
empecinado en aniquilar
mis rutinas mundanas

labraré este cuerpo / encenderé la lumbre
para cultivar aromas / ritos nuevos / salvedades
lo ensuciaré todo
como si repasara un mantra blanquecino
(el ejercicio de silenciar costumbres)

y entonces
repitiendo este monólogo que nadie escucha
atravesaré los barrotes
y gritaré aquello que se estrangula dentro
sólo así
encontraré la nada en el sosiego mismo.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Sordina

la mancha o la sombra
de lo que allí estuvo /
el punto final colocado al principio
es la inminencia de la paradoja

entonces / no grito / mascullo afonías
acallo la inercia /
invito al ingenio
a redirigir el rumbo
que invente las voces /
que enlace lo fútil

por ejemplo:
los cables de la lámpara
electrificando el horizonte

o por ejemplo:
los restos de agua
en un hoyo sin preguntas ni respuestas

otro:
una botella oblicua
equilibrada en un punto diminuto de su existencia

y ahora por fin
los puntos suspensivos...
(el intervalo)
lo que disimulo o no digo
evidencia de que algo ya sucedió
mi tendencia de línea
que se pierde en la curvatura de la tierra.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Utopías con campanas atonales

mis manos ultiman con euforia
esta urdimbre amarilla /
milimétrica disposición para ubicar
las urgencias en un lugar inclinado

un sitio sin tramas universales
ni mensajes ultrasónicos
ni uñas decoradas
para arañar ficciones

algún utensilio / puede agregar usted /
que viene a este infierno urbano /
a dormir en mi noche
con sus brazos de vida tatuados por la palabra

venga / a este territorio inusual
cruce el umbral que acabo de hacer escombros
y destruya mis ubicuas reacciones
que no voy a considerar ningún ultraje

voy a creer en usted
que une su símbolo con lo utópico /
que no es ni último ni primigenio
pero que es único / como yo

venga / a este territorio inusual
no se fatigue por lo inesperado
debajo de mi cordón umbilical
repicarán campanas atonales / como siempre.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Luces encriptadas

perderse en el bosque es placer por la boca
es plenitud de las manos que lo tocan todo
que observan transformarse la luz

parece transparente el verde de las hojas
árboles inmensos persiguen
como sombras encriptadas / misteriosas / hieráticas
algo que no alcanzo a comprender

al correr / son lágrimas las que bordean los ojos
son sollozos y sonrisas simultáneas
que apasionan el instante trivial /
que disfrutan el resplandor de los objetos /
la aquiescencia de los hombres

la percepción de mi imagen en el espejo
nunca será esa luminosidad de la brisa
será blanco virginal de expectativas muertas /
retroceder a cero
y contemplar el cambio.

lunes, 27 de agosto de 2007

Versiones de mí

tal vez haya un vaivén de frases que no cierran
en la vaguedad de mis razones /
caminos variables que pueden encontrarnos
o un vástago valioso amparado tras mis vacilaciones

de seguro hay veranos verticales
y valles callados donde se duerme la espera /
gotas prohibidas
en un vergel de frutos inalcanzables

hay en mí
un entusiasmo vertiginoso /
ventanas blancas / paredes mudas / sótanos escondidos
donde se hacen visibles los paisajes profundos

una vida silenciosa y viceversa
diversas puertas vulnerables / cántaros vacíos
o vértices sin nombre /
versiones de otra que no soy
hacedora del verbo y las caricias

tal vez no haya secuencias virtuosas
de violines que enamoran
ni verdades permanentes
ni una valentía a prueba de tormentas

tal vez sea sólo mis vísceras frescas a la intemperie
o una voluntad de sonreír /
quizás una sordina que esconde el viento
en una calle por donde nadie pasa
o sólo un vuelo veloz por países quietos.

lunes, 13 de agosto de 2007

Letargo


pálida /
ausente de mis costumbres
saboreo este intervalo descosido de las horas /
este letargo de humedad y olores /
esta inmoralidad de la belleza

el día tiene un filtro verde cristal /
los rumores que asustan
o los helechos traslúcidos
que decoran mi espacio
y me protegen de la fauna urbana

cepillo el pasto
con las garras de la serenidad /
me bebo el sol en botellitas
y mastico el encanto de las mariposas

imploro
que la tierra quite de mi cuerpo el peso /
que la calma me haga el amor /
que mis pensamientos sean sólo
esta catarata sorda
que desarma la mirada
en arcoiris blancos

llevo los labios al ras del mundo.

jueves, 9 de agosto de 2007

Viaje a través de los charcos

sigo el chasquido que me hipnotiza
mientras corren a los costados los chiquillos

no me detiene el chaparrón
que embarra la pista de aquel viejo aeropuerto
en este viaje raro /
dentro de mis charcos interiores

se cruzan charlatanes /
vendedores de choclo con poemas
o de chucherías para mitigar la soledad

sigo el chillido de los pájaros
y me divierto con la arrogancia de los chanchos /
esos pequeños encantadores de serpientes
en las chacras de cemento

me bebo el chubasco
y remuevo mis ardides y chantajes
soy pasajera de estas últimas horas /
de esta búsqueda constante
donde conviven chacales y ángeles.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Antipoesía o mujer deteniendo el tiempo

voy a decir simplemente
las cosas como son
(nada extraordinario)
desempolvo el artificio metafórico de esta mujer horizontal
y declaro la prohibición
a las figuras retóricas /
a las rutinas cotidianas que lo arruinan todo

la vida es sólo
una habitación de paredes blancas
y mi cuerpo desvanecido en una cama sin sábanas

(nada extraordinario)
sólo unas letras contiguas
en secuencia inútil /
nada de subjetividad
sólo una mirada científica del presente:
los sonidos de la calle
o los silencios del idioma de la soledad urbana

nada de aliteraciones
nada de hipálages
sólo una penumbra turbia
y una temperatura desprolija
nada de cuartos débiles
ni de rostros rotos relatando ritos

(nada extraordinario)
sólo cuatro corcheas y una blanca
en un pentagrama monocorde que simula un grito acompasado /
sólo una mujer
deteniendo el tiempo.

martes, 24 de julio de 2007

Detenida, casi / avanzando milímetros

ya no me hipnotizan
las provocaciones urgentes
que sólo tienen
el efecto de un fulgor momentáneo

quiero degustar con lentitud
vaciarme de acordes cuando respiro

ahora sólo miro a los ojos
cuando tu boca masculla melodías
y como una fotógrafa experta
me detengo en el color
en las variaciones que produce
o en las contracciones mínimas de tus pupilas

en esa acción se me escapan las horas
/ océano sin tiempo
donde me zambullo de cabeza /

transito este camino
y sé que pierdo el ardor del arrebato
pero / en cambio / me vuelvo adicta
a percibir cambios de aire
(esos momentos
en que dejás tus maniobras de distracción
y sos vos
/casi detenido / avanzando milímetros)

será por eso
que acepto tu ritmo de película rusa
y la delicada pincelada impresionista
que retrata nuestro encuentro.

jueves, 19 de julio de 2007

Mi habilidad quirúrgica

¿quién diseña este velo quebradizo
este oscuro murallón
que me distancia del secreto /
tan ancho que mis quejas
se absorben en la nada
como en la tierra una lágrima que cae?

en el camino me acorralan trampas
quicios engañosos
y quimeras fingidas /
reinos de quincallas que simulan oro
espejismos quietos
para encandilar cobardes

quienquiera sea el artífice
de estos quehaceres turbios
no atrapa mi inocencia en botellas de veneno
para beberse en la mañana

no encuentra la fórmula química
para encadenarme inmóvil al pie de su templo

yo / con mi habilidad quirúrgica para los misterios
atravieso esta quebrada de sepulcros
donde el incendio quema
las quince mil expectativas de la exactitud

ya no me dejo quillotrar por los mapas desplegados
reduzco mi querencia
a un pequeño racimo de estrellas
y me dejo guiar por el quintante de mi barco:
la posibilidad de perderme / acertar / confundirme
que nadie me quita.

miércoles, 11 de julio de 2007

Evocación de lo imperfecto

I

dejo los anillos / las sombras
las exactitudes turquesas
aquí
al pie del precipicio
donde los pétalos caen como nevisca
donde los murmullos
son el eco que no regresa a su punto de partida

me quito la ropa y los compases
el pensamiento turbio
y las olas del vientre / la espuma /
dejo todo sobre esta línea incompleta

II

camino los dos pasos
hacia el silencio escondido
donde se tocan sólo las aristas sensibles
donde el susurro de la mente se hace impalpable
/ el quicio ineludible
donde no importa que el futuro esté fuera de foco /

III

en este valle de huesos inmóviles
mudo las horas rotas /
la sangre /
el perfume de los espacios que no ocupé /
abandono
las pretensiones que nunca serán
las tijeras / mi cartografía personal / la lumbre

entonces
mínima / vacía / frugal
sin el menor rastro de artificio
levanto los párpados
y miro / me miro a los ojos.

martes, 3 de julio de 2007

La nada incesante

encendida y naranja está la piel que brilla de entusiasmo
la mirada nítida
(la percepción despejada)
el viento es nutriente vital
es narcótico feliz para el espíritu

el aire llega al núcleo de mis entrañas
y ese corazón es un narciso
un nacimiento de primaveras
sin nombre ni planes

el alma es emoción cargando lo necesario
deambula los senderos
y atraviesa la niebla
pero no se asusta de la negrura nocturna

un sentimiento
originario de esa noche
germina en el lugar más hondo y sensible

la brújula marca cualquier sitio
y nado hacia allí
sin nostalgia abandono mi barco
como una huella errante me dejo arrastrar por la marea

delante de mis ojos el mundo es sólo novedad
nada cubre mi cuerpo
ninguna idea acude a mis pensamientos
sólo contemplo la naturaleza:
el movimiento incesante.

jueves, 28 de junio de 2007

Huésped en mi propia casa

el hastío es el revoque entre mis huesos
es un hábito olvidado y la amenaza del retorno
(la rueda que repite el roce doloroso)
es humedad que observa en mis cuencos tristes

hoy cualquier sonido es hostil
cualquier hielo escarcha mi historia
me acorrala

en el centro de esta habitación sin puertas
se filtra el humo de la histeria silenciosa
que distribuye el mundo

hay una respuesta homicida que hiere
los sentimientos de los otros

aturdida por este hechizo
me convierto en el huésped
que circula por la casa
que gira en falso, trastabilla, se derrumba
sobre un horizonte turbio.

martes, 19 de junio de 2007

A o Apiadarse

pasan advenedizos por mi ventanal
pero sólo devuelven aturdimiento y asombro
al observar la ansiedad colgada con alfileres de mis párpados

no hay intención de apiadarse
(por mi parte)
la agitación de mi alrededor
sólo aglutina adornos y artificios

capto / descubro / la atención de los ángeles
pero ellos sólo saben de atropellos y de absurdos
y no se alarman de este universo que llamamos armonía

es el silencio quien acude y alivia
quien se sienta sobre las agujas de mi rostro
para aquietar el ardor y las angustias

entonces esta soledad se vuelve alegre
se transforma en anestesia que acompaña
sin el apuro de las voces lloviznas
que tienen el afán de atolondrarme

así queda apenas
un parpadeo alerta
casi / una admiración abstracta
que tropieza incesante
contra el acantilado que me circunda.

lunes, 11 de junio de 2007

B o La búsqueda en terreno baldío

observo las manos baldías de los que callan
un día blanco como hoy

el barrio quieto
la biografía oculta de los seres imperceptibles
un silencio brutal / casi perfecto

con mi brújula descompuesta
navego errática
donde la barbarie ha dejado unas cuantas impurezas

una búsqueda breve
en la ciudad babilónica

bailar en el bosque
como las bestias encandiladas por la luz artificial

bajar un barranco / desbarrancarse
como si al final estuviera el amor

un día blando como hoy
/ la luna nombrando la noche, las estrellas trepadas en el cielo /
escucho mis latidos

el beneficio de esta existencia
la bitácora de mis últimos días
la belleza de esta naturaleza impúdica.

lunes, 4 de junio de 2007

El regalo con rostro de cocodrilo

Cuando cumplí seis años, mi tío Pablo me regaló un títere pues me dijo que estos espantaban las pesadillas por las noches. Tenía cara de cocodrilo sonriente y dos manos grandes con brazos largos que podían manejarse gracias a dos palitos de madera. Su cuerpo era un tubo de tela verde con rayas verticales rojas. Enseguida le puse de nombre “Cocodrilichón”. Y a pesar de que tenía unos robustos dientes triangulares, no me asustaban porque eran de goma espuma.

Sin embargo, no me gustaba dormir con él sobre la almohada, prefería guardarlo en una caja de madera junto a otro títere más antiguo llamado “Señor loco”, que tenía pelo naranja y unas enormes ojeras verdes. Me aseguraba muy bien de que durmieran allí porque tenía la sensación de que en la oscuridad cobraban vida.

Una mañana, cuando desperté, observé que Cocodrilichón tenía la cabeza afuera de la caja. La tapa de madera parecía estar estrangulándolo y hasta creí percibir que una lágrima rodaba de sus ojos. Estaba seguro de haberlo guardado bien la noche anterior. Me acerqué con temor. Lo toqué con la punta de mi dedo y su cuerpo estaba inmóvil. Respiré hondamente y volví a guardarlo por completo.

Ese día no podía quitar de mi mente el recuerdo de mi títere fuera de la caja. En la escuela, la señorita me llamaba la atención todo el tiempo porque yo no me concentraba en las cuentas de matemáticas. Dos más dos es cuatro, pero en mi caso, un títere en la caja más otro dentro, no eran dos títeres guardados. La matemática estaba completamente equivocada. Cómo podía explicarme yo semejante contradicción. Durante toda la clase no hice más que garabatos sobre mi cuaderno. Una inquietud extraña se había apoderado de mí.

Las semanas siguientes fueron tranquilas. Mis títeres permanecieron inmóviles cada una de las noches. Durante todo ese tiempo renuncié a jugar con ellos. Temía abrir la caja incluso de día.

Todo venía bien hasta que un domingo vino de visita mi tío Pablo.

-¡Hola Mati! –me dijo mientras me levantaba en el aire y me acomodaba sobre sus hombros.

Después me hizo volar con los brazos estirados hacia delante y yo me moría de risa. Adoraba a mi tío Pablo porque siempre se estaba riendo. Pero más tarde, después de tomar la leche chocolatada con galletitas con forma de animales dijo algo que me paralizó:

-Mati, vamos a jugar con Cocodrilichón, ¿te parece?

Me quedé mudo y mi rostro debe de haber expresado terror porque me preguntó:

-Eh!, ¿qué te pasa? ¿No te gustó el títere que te regalé?

-Sssí –balbuceé.

-Ah!, ya me parecía –dijo –entonces vamos a jugar. Vamos a hacer una obra de teatro de títeres.

Aunque traté de impedirlo, tío Pablo me arrastró de un brazo hasta mi cuarto.

-Están ahí –le dije mientras le señalaba con mi dedo la caja de madera y me mantenía alejado.

Temía que sucediera algo inesperado o incluso que los títeres no estuvieran allí. Pero tío Pablo abrió la caja y los dos títeres descansaban inmóviles en su interior. Entonces me relajé y caminé hasta la cama donde me acosté boca abajo con las manos sosteniendo el mentón.

Delante de mí una obra maravillosa surgió como del encanto. “Ajaja, ajaja” hacía todo el tiempo Cocodrilichón y yo no paraba de reírme. Así me olvidé por completo de todos mis temores.

Después tío Pablo se fue y yo me aseguré de que mis títeres estuvieran bien guardados en la caja.

Mamá me dio un beso antes de dormir. Yo estaba muy pero muy cansado, toda la tarde de juego me había dejado agotado. Apagó la luz y pronto me dormí. Creo que estaba soñando que volaba sobre el cuerpo de un cóndor cuando algo rozó mi nariz y me despertó. La luz de la luna entraba por la ventana e iluminaba de azul mi cuarto. En cuanto abrí los ojos vi, justo delante de mi cabeza, los dientes triangulares de Cocodrilichón. Iba a gritar cuando el Señor loco me tapó la boca con sus dos manos de goma espuma. Me sentía aprisionado y me cuerpo comenzó a temblar. Inmediatamente los dos ojos se me pusieron vidriosos de lágrimas.

-No te asustes –me dijo Cocodrilichón en voz muy baja.

En cuanto lo oí hablar mis ojos se abrieron como nunca antes. Mi asombro era infinito. El temor se interrumpió por un momento porque me encontraba completamente sorprendido.

-No tengas miedo, nosotros no queremos hacerte daño, sólo hablar de un asunto muy serio... –agregó mi títere.

Moví la cabeza de arriba abajo en un gesto de afirmación y esperé que volviera a hablarme. Hubiera querido contestarle con mi voz, pero Señor Loco no quitaba sus manos de mi boca.

-Mirá Matías, acá hay un problema, -comenzó a decir Cocodrilinchón con su voz áspera –la tapa de esa caja donde nos guardás es muy pesada y nosotros tenemos nuestra vida también, ¿no sé si me entendés? –preguntó por fin.

Asentí con mi cabeza. Luego continuó:

-Además, creo que en este cuarto hay suficiente espacio para los tres. Hasta podríamos enseñarte muchas cosas... –insinuó.

En ese momento, Señor Loco liberó sus manos de mi boca. Ya no tenía miedo. Incluso sentía que tenía frente a mí a dos nuevos amigos.

-¿Y qué me podrían enseñar? –pregunté con algo de timidez.

-Ah!, cada cosa a su tiempo. Primero tenemos que hacer un pacto. La caja tiene que quedar abierta durante la noche... –Cocodrilichón esperaba una respuesta y se lo notaba ansioso.

-Está bien –dije al fin –pero me tienen que prometer que no me van a asustar.

-Ajaja, ajaja –rió mi títere cocodrilo con una voz grave y fuerte –de eso no te preocupes, ya verás que podemos divertirnos juntos.

Cocodrilichón se metió entre mis sábanas y comenzó a hacerme cosquillas en las plantas de los pies con sus dientes de goma espuma.

-Jaja, jarajaja, jijiri –no paraba de reírme.

-Ya ves que no hay nada de qué asustarse... –dijo Señor Loco.

-Esta noche vamos a festejar –agregó Cocodrilichón y, de pronto, el cuarto se llenó de luces de colores. Mis dos títeres bailaban con una música de trompetas y tambores que me recordaba a la del circo.

La fiesta duró un buen rato hasta que Señor Loco comenzó a bostezar. Estaba agotado por las infinitas acrobacias que me había mostrado.

-Yo me voy a dormir –dijo con su cara demacrada de ojeras verdes.

Se dirigió lentamente a la caja y se dejó caer allí, inmóvil.

-Bueno, es hora de dormir –dijo Cocodrilichón mientras bostezaba– Matías..., es mejor que te acuestes también, mañana es la prueba de matemáticas y deberías descansar, ¡Buenas noches! – me saludó y se escabulló hacia la caja.
A partir de ese día la tapa permaneció siempre abierta. Casi todas las noches venían a jugar conmigo después de que mamá apagaba la luz. Entonces el cuarto se llenaba de colores maravillosos y esos juegos alegraban mis sueños. No recuerdo haber tenido miedo ninguna noche, de alguna manera me sentía protegido por mis dos nuevos amigos y jamás una pesadilla se apareció en medio de mi sueño. Por eso cada vez que venía mi tío Pablo le agradecía una y otra vez el regalo maravilloso que me había hecho. Él se ponía contento, aunque nunca imaginó porque yo estaba tan, pero tan feliz.

sábado, 2 de junio de 2007

Fascinación

no es una falla del espíritu
esta fiebre frágil
reflejo de la mirada femenina
fantasma de la sensibilidad furiosa

curiosa fortaleza
que oculta el fuego frenético
de los latidos

fervor de la sangre
terreno fértil para emociones poderosas
fiera fiel
de la consistencia

fluye la mujer de finos sentimientos
atraviesa la fricción
con la entereza de la roca

allí donde la voluntad fabrica
un filoso y fecundo lecho /
la noche es un festín de flores
un festejo fugaz
una fábula dulce

una fascinación tardía que me recorre.

martes, 29 de mayo de 2007

Paréntesis entre lo concreto y el deseo

descubrir un destello especial en su mirada
actualiza reacciones químicas en mi cuerpo
traza perspectivas inusuales
renueva mi entusiasmo

dispara luces dormidas
y disminuye mis altocontrastes /
cría más sonrisas cuando me despierto
y hace que la música resuene en cualquier parte

descubrirme sorprendida ante sus gestos
despierta en mí un temblor tibio
como ese recuerdo del sol después de la lluvia

en esta instancia / nada sucede
pero todo es posibilidad maravillosa
nada se anticipa
sólo la invitación al asombro

disfruto este tiempo de embriaguez silenciosa
(paréntesis entre lo concreto y el deseo)

parece un suspiro donde finaliza todo
una exhalación que no tiene un límite preciso
un destello especial para animales errantes
una frontera sin geografías /
sin guardianes que solicitan documentos
y dejan pasar sin oposición alguna.

domingo, 20 de mayo de 2007

Diatriba contra mí misma

voy a soltar las riendas de este absurdo
voy a renunciar a la imagen estática
de la que conozco la disposición de cada parte

no quiero la urgencia de mis respuestas
ni miradas astutas
ni gestos eficaces

este conjuro
es para liberar la tensión que me mantiene invariable
para transformarme en un charco de límites indecisos

queda fuera cualquier tipo de geometría
cualquier organización premeditada
cualquier clase de allanamiento de mi parte
(ni siquiera voy a invitar una mínima sospecha)

después / beber diez botellas de vacilación
embriagarme de inseguridad hasta la madrugada
que mi risa sea el homenaje a mis despropósitos
cuando la inocencia renazca
en este amasijo de carnes imperfectas

el día es hoy o cualquiera de estos
(ya no me embarco en el tiempo de los aciertos)

con este hechizo
me pongo en manos de la sorpresa
entrego mi libertad al asombro.

martes, 15 de mayo de 2007

Clausurar la noche

el aire está enrarecido
ni murmullos ni réplicas
acomodan mi almohada
contra las aristas de mi insensatez
es la hora de entibiar las sábanas

mi bravura me sentencia
cincuenta años de soledad

el castigo es callar
allí donde nada produce resonancias
allí donde no hay / siquiera /
gestos estáticos pintados en un lienzo

es la hora de sentir otra piel sobre la boca
pero nadie sube las hiedras de esta torre oscura
el viento se esconde detrás de mis penumbras
y el frío camina sobre mis piernas con sus zapatos de hierro

es la hora de las dos manos
apaciguando los gritos que me apuñalan
pero ya no avanza el tiempo acompasado

cierro los ojos para clausurar la espera
intento dormir esta ausencia de sueños.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Algunas cosas

quiero decirte una escalera de cosas
y no me sale ni la planta baja
no es un chiste
me salen más lágrimas que risas

/ hace años que quiero hablarte /

y parezco una escultura
mis labios tallados de mármol rosado
son la roca helada de mi silencio

quiero decirte que a esta cárcel oscura
no le encuentro las rejas
que parece el Ángel exterminador de Buñuel

yo quiero decirte
y no sé por qué
te ponés cemento de contacto en los oídos
los tímpanos te van a explotar igual
porque mis palabras retumban / también /debajo del agua

a veces / cuando me reconozco en el brillo de tus ojos
me estallan las pupilas
y si tuvieras vientre
juraría que me habías parido

pero sos un hombre

y yo quiero quitarte la inmortalidad
quiero decirte doscientas palabras
que se me estrangulan en la garganta
quiero escupirte las frases
que asfixian las pinceladas de mis cuadros

quiero decirte basta
detengámonos un momento
miremos esa foto del pasado:
vos eras un superhéroe
y yo una semilla reluciente y fresca

seamos sinceros
esa imagen estalló en combustión espontánea

ahora soy un árbol
/ vos lo sabés muy bien /
y desde mi copa
puedo mirar el lugar que ocupo en esta jungla

quiero hablarte
no importa que se inunde la casa
con mis tristezas viejas
saldremos en canoa / si hace falta /
los dos sabemos remar

quiero decirte
¿me oís?
tengo un nombre de cinco letras
/ no son cuatro como alguna vez te confundiste /

el viejo mundo se cae con este telón
¿te das cuenta?
renunciaron todos los actores
el público se fue
ni siquiera queda el eco de los aplausos

quiero decirte
que las canciones suenan ahora en otro idioma
y que yo
me volví adicta al lenguaje de los gestos

el amor ya no se canjea por favores
ya no hay nada que ofrecer
ya no hay nada que pedir

quiero decirte todo lo necesario
aún a riesgo de perder las cuerdas vocales
decirte hasta caer desmayada

quiero quedar como una botella vacía
embriaguémonos con este vino
dejemos que la verdad nos tiña de rojo

quiero ser un instrumento sin música
un traje sin cuerpo
una novela sin historia

¿me oís?
quiero despertarme / mañana /
sin tono en la piel
sin películas antiguas

quiero descubrir el mundo otra vez
encontrar de nuevo las palabras
elegir un ritmo inédito para caminar

quiero poder decirte algo especial
algo que nunca antes te haya dicho
quiero / algún día / poder cantarte.

viernes, 27 de abril de 2007

Como un pájaro o un pez

sumergida en el agua
y envuelta entre acordes de silencio
buscaba la manera de interrumpir
la música incontrolable de mis pensamientos

me confundía no saber dónde estabas
e intentaba hallarte como un pájaro
sobrevolando las cimas de los volcanes
o atravesando la humedad del arco iris

te buscaba / también / como un pez
recorriendo el fondo de los mares insondables

evitar esos despropósitos tan humanos
era difícil
o mantener tan quieta la oscilación de mi ánimo
que / a la distancia / parecía sólo un punto

no sabía cómo convivir con la espera
cómo dejar que la inmovilidad
se dilatara libre en el resquicio de mis sombras

/ no lo sabía /

entonces deambulaba por los paisajes más diversos
y me entretenía dibujando formas con las palabras
o escribía música con el sonido de las letras
hasta crear aromas o texturas desconocidas

así... mientras te esperaba.

lunes, 16 de abril de 2007

La nada

estaban mis ojos apoyados en la cima
dibujando las formas de la oscuridad
(las siluetas del miedo)

era la vida vista desde lo alto
eran las pupilas del cóndor
el-cielo-todo-hecho-mirada

nadie supo decirme
por qué se cosechaban nubes en la sierra
por qué la lluvia era el vapor
del aliento ocre y taciturno

ninguno vio
cómo se desvestían los árboles en el fuego
ni cómo se transformaban los silencios en chispas diminutas

era un recuerdo tibio
que-se-escurría-manso-en-el-viento
que murmuraba frases inexplicables

y en ese transcurrir se me aparecían magias
se me ocurría pensar en lugares,
en brillos
en palabras que nadie dijo antes

así-pensaba-un-poco-en-todo
así-pensaba-un-poco-en-nada.

martes, 10 de abril de 2007

Personaje

primer acto:
soy estas piernas largas y este pelo deshecho que intento acomodarme
adoro jugar con las palabras y sus trampas
perseguir intrigas palaciegas
sumergirme en el agua y los misterios

soy un disfraz de payaso
un mosaico de sonrisas amordazadas
todos los abrazos que hagan falta
y los besos en la boca que me da un desconocido

segundo acto:
soy también esta ansiedad pútrida
soy mi cuerpo cayendo en la calle sobre el vómito de un triste
la mirada oscura que se confunde entre racimos secos
soy dudas repetidas
inseguridad de a ratos

soy el verbo acelerado
y los gritos inoportunos
soy infinitos errores cotidianos
descuidos, desatención, angustia

tercer acto:
busco incansable mi centro en esta oscilación
habito las alturas y el subsuelo con la misma frecuencia
aprendo a respirar el equilibrio en mis pulmones
y persigo, tenaz, la tibieza de mi pecho

como buena actriz me expongo ante mi público
me inclino agradeciendo los aplausos silenciosos
pero todos sabemos que este teatro es una ficción
todos sabemos que mi personaje no existe.

lunes, 9 de abril de 2007

Receta

ingredientes:
una medida de contemplación
de ojos rodando al vacío
por una orilla que refleje las formas de las nubes

dos cucharadas de voluntad
la sangre necesaria
para empujar el barco encallado en una costa de incertidumbre

un pizca de astucia
(conseguirla en mercados callejeros
o en toboganes donde bajen niñas de cabeza)

veintiún gramos de espíritu:
dejarlo caer sobre la masa
como una lluvia de silencios

brotes de sonrisas (cantidad necesaria)
cultivar los que sobren
(todas las comidas quedan bien con medialunas de labios)

tres gotas de absurdo
imprescindibles para que el sabor
nos resulte cotidiano

preparación:
colocar la contemplación en un recipiente redondo
mezclar con los dedos la voluntad
agregar la astucia y las gotas de absurdo
hasta lograr una masa uniforme
introducir uno a uno, los brotes de sonrisa
y finalmente espolvorear el preparado con el espíritu/
dejar reposar nueve meses en lugar tibio

consejos:
puede acompañarse con cualquier ensalada
imprescindible degustar con una copa de amor.

lunes, 19 de marzo de 2007

Paréntesis matinal

Vivir es ser otro. Ni sentir es posible
si se siente como ayer se sintió (...)
ser nuevo con cada madrugada,
en una revirginidad perpetua de la emoción:
esto, y sólo esto, vale la pena ser o tener,
para ser o tener lo que imperfectamente somos.
FERNANDO PESSOA, Libro del desasosiego.
.
mutación lenta /
oscuridad noche /
madriguera oculta
.
magnetismo extraño
me despierta dentro de mí misma
poco a poco
el miedo se transforma en silencio
y la ceguera en un mar
inunda la confusión
.
mi agua /
medicina para el espíritu
su música limpia el pensamiento
ruidos inoportunos
transforman las impurezas
.
maravilloso espacio atemporal
(la oscura noche lenta
es un paréntesis del día /
exploración interior)
.
la magia renueva el cuerpo
como un manantial
llega la mañana
.
es otra la mujer que despierta
.
mariposa naciente /
piel deshabitada /
"revirginidad perpetua de la emoción".

martes, 13 de marzo de 2007

COMIENZO

parada en la esquina de esta muerte
-en este abandono de pieles y de símbolos-
observo latir tantos mundos

escucho los ruidos ahí afuera:
nada es constante
(es un milagro: eso me salva)
los autos que pasan nunca son los mismos

y por primera vez festejo mi quietud
-aunque resulte doloroso
mirar de frente su verdad secreta-

cualquier acción es vacío, desierto, absurdo
sucede sólo mi respirar
que es ya rutina

y cortejo la espera que me obliga
a no avanzar ni un paso

a no retroceder ni un aliento.

viernes, 9 de marzo de 2007

¿QUÉ ES LO QUE FALTA?

Deja de correr. Mira. Ahí no falta nada.
Dicho Zen

dejemos que nuestro viento interior se aquiete
y nos permita abrir los ojos hacia lo profundo

el tiempo juega con nuestros pasos
crea nubes de polvo sobre nuestras huellas
nos hace olvidar el camino recorrido

el tiempo avanza veloz
borrando nuestro presente
opaca este día que transcurre por única vez

dejemos que la llama queme despacito
como una mirada mansa y dócil
como una voz silenciosa y precisa

mañana nos tenemos que despertar
pero ahora todavía no dormimos
contemplamos el cuerpo acariciado a la cama
la sensación de frescura en la sienes

dejemos que nuestros pastos se muevan
como una danza suave
que no se aterroricen con la vorágine de las obligaciones

¿cuánto dura el instante de esta quietud?

dejemos que el sentido de las cosas
se construya en nuestros hechos cotidianos
como una revelación espontánea
como una verdad transparente

dejemos de correr hacia aquel sitio donde no estamos
mirémonos a los ojos
¿qué es lo que falta?

ESENCIAL

los matices de la naturaleza tiene el amor
y sus ciclos son un péndulo incesante
que / a veces /
orilla la pasión o la angustia
la salud o la fiebre
la pared o el infinito

tiene también los olores de la naturaleza
/ el amor /
es / en ocasiones / animal sediento
y otras
rocío fresco y quieto que alimenta el espíritu

el amor es el sonido de la naturaleza
música disonante / el corazón /
o brisa que rasguea como cuerdas / los pastos de un valle

se pueden tocar las diferentes texturas del amor
(naturaleza en la piel)
algunas ásperas y cortantes
otras / como caricias del agua que corre por el hueco de la mano

el sabor de la naturaleza es el del amor
es el elíxir secreto de las hierbas
es el gusto agridulce y placentero de los frutos maduros

y es tan maravilloso el amor
que tiene /además / esa esencia de la naturaleza
esa pócima amarga y energizante
que no percibe ninguno
de nuestros cinco sentidos.

EL PRIMER SECRETO BIEN GUARDADO (cuento infantil)

¡Por fin había nacido mi hermano!
Salió como por un tobogán, cabeza abajo y, en ese momento, me acordé de cuando iba a la plaza.
A partir de ese día, todo fue distinto.
Desde el principio nos entendimos perfectamente. Yo lo miraba, me reía y él me guiñaba el ojo como si ya me comprendiera.
Pero hubo un día en especial que lo recuerdo muy bien porque sucedió algo que nos convirtió en inseparables: el día que Ulises comenzó a toser mariposas. Ése fue nuestro primer secreto en común.

Yo tenía cuatro años y Ulises dos. Mamá me pidió que lo cuidara mientras ella se daba un baño. Estábamos, entonces, los dos solos. Siempre pensé que aquélla no había sido la primera vez porque Ulises comenzó a toser sin sorprenderse en lo más mínimo.
En menos de cinco minutos el comedor estaba lleno de mariposas multicolores que se escabullían por la chimenea del hogar.
Yo trataba de atraparlas, pegaba saltos y extendía las manos, pero ellas eran muy astutas y se me escapaban... así me enseñaron que lo mejor era dejarlas volar como quisieran.

Cuando mamá salió del baño, sólo quedaban dos de alas enormes dando vueltas cerca nuestro. Y mamita nos dijo:
- ¡Miren las mariposas!

Y nosotros asentimos con la cabeza y nos quedamos sentaditos sin decir nada. Si hubiera visto lo que ocurría un momento antes... ¡qué sorpresa se hubiera llevado!, pensé.

Con mi hermano nos pasábamos el día entero jugando en el jardín y claro, siempre estaba lleno de mariposas ya que Ulises las tosía cada mañana. ¡Qué linda mamá!, pensaba que venían por las flores que ella cuidaba.

Y todo estaba tranquilo hasta que llegó ese vecino loco que no tuvo mejor idea que ponerse a cazar las mariposas que salían de nuestro jardín. Claro que siempre esperaba que cruzaran el límite de su casa. Se ocultaba con su red detrás del cerco de flores y cuando las tenía al alcance... ¡zaz! las atrapaba. Luego supimos que las colocaba insertadas en alfileres en pequeñas cajas de cristal que le vendía a los museos de ciencias naturales.

Yo no estaba dispuesta a permitir que continuara con esa masacre y mucho menos Ulises que las hacía nacer de su propia tos. Es lógico, él les tenía un cariño especial.

Este vecino se llamaba Horacio y era un grandulón peludo, por lo cual comenzamos a decirle el Oso Lacio para que nadie supiera de quién hablábamos.

Ulises me avisaba: “Ozoazio” y lo señalaba con el dedo, pero ese desgraciado ya se había escondido detrás de alguna planta.

El Oso Lacio cazaba las mariposas con una red pequeña que se había construido y entonces a nosotros se nos ocurrió hacerlo caer en su propia trampa.

Una noche, cuando mamá y papá dormían, nos levantamos con Ulises y pusimos en marcha nuestro fantástico plan.

Sabíamos que el Oso Lacio se levantaba temprano y que si veía mariposas a esas horas se volvería loco de emoción y se metería en nuestro jardín sin importarle nada.

Entonces construimos una gran red “atrapadora” de Osos Lacios. La malla tenía el tamaño suficiente para cubrirlo por completo. Una vez que cayera, nosotros, escondidos en nuestra casita de la palmera, tiraríamos del cable que dejaría caer la red sobre él y lo inmovilizaría. Pretendíamos darle el gran susto de su vida para que dejara de crucificar estos hermosos insectos de colores.

Todavía estaba oscuro cuando Ulises comenzó a toser mariposas. Tosió y tosió hasta que el jardín era una gran nube de alas de colores diferentes. El Oso Lacio pareció presentirlas y salió pocos minutos después.
Miró hacia todos lados y como no vio a nadie (nosotros estábamos muy bien escondidos) cruzó el cerco y se metió en nuestro jardín.
Daba saltos y atrapaba nuestras mariposas el muy descarado, pero poco a poco fue acercándose a lo que sería su fin, su escarmiento.

Cuando estuvo en el lugar preciso, Ulises y yo tiramos del cable y la red lo atrapó.
El Oso Lacio comenzó a gritar asustado y en seguida salimos corriendo y nos metimos en casa.

Mamá y papá prendieron la luz del jardín y salieron a ver qué sucedía. Lo encontraron llorando al grandulón, apresado en la red llena de mariposas y más asustado que cucaracha en un baile de gallinas.
Lo ayudaron a salir y el Oso Lacio corrió desesperado y se metió en su propia casa.

Nuestros padres nunca encontraron una explicación a lo que había ocurrido. Fueron a nuestra habitación y, Ulises y yo dormíamos como dos angelitos...

De esa manera, logramos nuestro objetivo: el Oso Lacio abandonó esa mala costumbre de cazar mariposas y a nuestro jardín no le faltaron, a partir de entonces, flores de variadas tonalidades y mariposas multicolores.