Un gesto impuntual
traiciona la mañana,
añade vacío a las existencias apócrifas.
Cualquier palabra
alude a las serpientes
que suplican sol y silencio,
aquí, donde no hay
nada prohibido.
En esta casa
hay puertas sin abrir todavía,
maravillas frágiles, racimos
y pálidos albatros
durmiendo en los roperos.
Las paredes son firmes,
impermeables,
sin cicatrices.
Acá podés encontrarme
cuando el tiempo se detiene,
cuando la lluvia confiesa su aridez
o cuando la claridad permite
desconfiar de los espejos.