martes, 28 de julio de 2009

Frágil, huidizo, fugaz

el aire caliente
recorre sinuoso las bahías del cuerpo,
cae una noche

es tibia y baila
en un muelle de piel negra
la zamba de los reflejos sin doble

es una noche cualquiera,
una noche única,
una noche diseñada,
pero no es solamente una noche

es una noche primera
y una noche última,
una noche anaranjada,
sin tiempo, hilvanada a mi vestido

es una pizca de noche:
un puñado de estrellas
y cenizas como nieve
y el agua del mar como música

y son tus ojos
los que ruedan hacia mi pendiente
debajo de la espuma de las olas
haciendo las horas más lentas
más efímeras, más frágiles, más fugitivas
como el humo de esta noche oportuna
que también se apaga y se desvanece.

viernes, 10 de julio de 2009

La noche en el cuenco de tus manos

te movés sobre la línea curva,
tendés a lo cíclico, a lo vicioso, a lo inmutable
pero algunas veces saltás,
estirás la curva con tu voluntad
hacia una espiral que asciende
(te liberás así del eterno retorno)
y otras veces simplemente te detenés

ahora estás inmóvil
y sólo mantenés un balanceo suave
al lado del fuego

suspendés el sueño
para contemplar la calma,
sostenés la noche
en el cuenco de tus manos,
la acunás, la besás, la acariciás

sos esa noche que se va apagando,
que te da fortaleza, que te hace mutar
y que con su opacidad logra transformarte
en tu propio sol.