martes, 26 de febrero de 2008

Casi ahí

mi cuerpo acrobático y siempre pálido
tiene una extraña iridiscencia /
está convexo

las ideas no sincronizan
con el color de mi pelo

(la piel de mis manos es azul esta mañana)

procuro no alarmarme y salgo:
la ciudad también perdió su geometría
los ángulos no encajan con los edificios
pierden su contorno / se desfiguran

caen los tragaluces inútiles en los desagües
y ruedan los perros inermes
como bolas de billar

el asfalto se agrieta detrás de mis pisadas
(el precipicio me impide retroceder
pero intento mantener la cordura)

estoy a punto de girar el picaporte
de ver el milagro: de desCubrirme /
pero el sonido abúlico de la costumbre
me sacude intempestivamente /
me restablece cóncava
más parecida a mí misma /
como todos los días.

lunes, 18 de febrero de 2008

Rastros de lo que nunca fue

el tiempo descubre la imperceptibilidad de mis trazos /
una oscilación pendular entre extremos no conciliables
que ni siquiera complacen mis límites /
que no me definen /
que me malogran y me dibujan imperfecta

sólo en los brazos es donde retengo
vestigios de piel / heridas indelebles /
emociones discontinuas de brevísima duración /
fulgores remotos de lo nunca fue

entonces / al revisar las huellas del terreno que anduve
lo único que encuentro (lo que permanece)
es el mismo lunar encima de mis labios

valiosa constatación que reanima mi oxígeno /
que me permite resoplar aliviada
al reconocer que siempre quedan rastros de algo invariable /
siempre alguna boya a la deriva hacia donde bracear y salvarme

es una sensación de certeza ingenua pero necesaria
como la de tener una casa a donde volver /
un terreno conocido y seguro
a la orilla de una ruta secreta e intransitable
(escarpada y volátil)
después de extensos recorridos por el mundo
con una brújula extraña entregada a la sorpresa /
o con un mapa dañado por la tierra y los fluidos
y repleto de apuntes erróneos.

martes, 12 de febrero de 2008

La fluorescencia de la noche

estás sentado a orillas de mi espalda /
acariciás la arena febril / glaciar de esta noche
y temblás como un ser que recién nace /
que todo lo toca y mira curiosamente

das tus primeros pasos sobre mi saliva
y te embriaga la sal /
esa fermentación alcohólica de mis oscilaciones /
de mis acrobacias imposibles /
de mi mutabilidad y mi espanto

dibujás mi cuerpo
con tus dedos pincel / sobre la espuma
y el sol reseca tus labios
(mi sol)
ese foco tardío
que prolonga nuestras apariciones
y nos hace medianamente transparentes /
enérgicos y habitables

pero cuando el ruido del abismo ensordece /
tal vez deberíamos callar
y contemplar los destellos eléctricos /
la química luminosa / fluorescente / casi mágica
que por contraste nos revela
la magnificencia de lo oscuro.

lunes, 4 de febrero de 2008

Deshielo

hay una mujer en escuadra con las paredes
que no duerme
(que tiembla)
y un suelo mojado que humedece sus pies

cerca de sus ojos
las telarañas revelan
que la calle ensordecida está inclinada / errante / sucia
que por ella se derrama su miedo como una vertiente
y que sólo la vida microscópica
encierra en lo invisible
lo que está por suceder

es la mujer glaciar en la ciudad de los deshielos
en los países de una sola noche
en las cúspides derretidas

allí / la secuencia del tiempo
se prolonga sin acotaciones
y la mujer es bisagra de las puertas / soporte de las columnas
golpeadas por el aire suspendido / invariable / súbito

su arquitectura
pierde solidez cuando amanece
pero hay un lugar exacto / lúdico / inabarcable
(el centro de su cuerpo: las vísceras)
donde las dimensiones de la existencia
se multiplican / juran mudar /
presagian el cambio irrevocable:
el principio de la era del agua.