lunes, 25 de agosto de 2008

Saciedad

estás harta de clavar las uñas en la tierra
de mover las manos con desesperación
de lastimarte la piel con la fricción
o las astillas de la madera

el hastío se adueñó de todo:
el aire ya no se respira
es una masa asfixiante / densa / nauseabunda
que te lo roba todo

estás fastidiada de hablar con palabras comprensibles
de morder tus propios labios
de magullarte la lengua / el cuello / el rostro

estás repleta / engullida / tan indigestada
de repeticiones y monotonías
que hoy accionás la guillotina /
dejás que caiga la cuchilla circular
alrededor de tu cuerpo
que el filo del acero
taje el tiempo en un momento exacto
que cercene el pasado
que te rebane lo prospectivo
que te desmiembre de una vez por todas
y después / te sentás a observar
cómo ruedan las cabezas de tu hartazgo
cómo se detienen cerca de ahí / a los pies de tu calma
absolutamente inofensivas
por fin exánimes e indoloras.

lunes, 18 de agosto de 2008

Indicios

hay insectos diminutos
corriendo en hilera por mis brazos
hay huecos
como una contradicción que me desgasta
que me sumerge o me salva

indicios / pero sólo eso…

toda mi atención está en un punto /
en un iris gigantesco
que todo lo muestra pero no revela nada

hay paredes que me rodean /
que se acercan como cuatro vanguardias
cuatro ejércitos armados
a punto del disparo certero /
de la daga por la espalda /
de la lanza sin escudería

hay huellas digitales que me incriminan
en infinidad de espacios conocidos /
señales confusas que me guían ciega /
llamados sordos que sólo producen encantamientos

aún así voy / avanzo
arrastrada por una fuerza inconmensurable
(casi hipnótica)
con pasos hacia atrás de ningún sitio
buscando una nada
que ya deja de serme ajena.

miércoles, 13 de agosto de 2008

martes, 12 de agosto de 2008

Menú

abro la carta y descubro
tu habilidad casi litúrgica para las intrigas /
recorro con los ojos los distintos platos
que devoraré sigilosamente
en alguna ocasión / si me dejás

percibo el aroma irracional
que te desnuda ante los otros
y sigo el hilo de humo / de esa hornalla tibia
que se desprende de tu espalda
y precede a tu concierto

observo caer de tus manos
las hojas verdes del orégano y el laurel /
las veo temblar por la intemperie /
sacudidas por un viento interior
de formas inciertas /
de pócimas alquímicas

(todo cuece / muta en milagros)

entonces
cuando por fin comprendo la abundancia
de líneas que te trazan /
los secretos con colores y texturas raras /
la diversidad impalpable que queda
en los espacios que ocupás /
recién ahí preparo mi olla
y coloco dentro
las porciones justas que aprendí mirándote /
los sabores inevitables
para calentar el deseo
y servirlo a mi mesa.

sábado, 9 de agosto de 2008

Lo que fue el recital



La idea de hacer un recital de música y poesía en mi casa surgió de otro al que había ido hacía sólo tres semanas invitada por Alejandro Farías. Lo disfruté tanto como espectadora que también me dieron ganas de estar del otro lado.
Recitar los textos propios es, para mí, exponerse de una manera especial, abrirse de una forma distinta. Y este encuentro no fue sólo eso sino también abrir las puertas de mi casa. De algún modo es todo parte de lo mismo, creo que es entregarse y poder compartir con los otros ese espacio real y simbólico que ocupamos en este mundo.

La semana previa tuvo en mis ánimos picos de montaña rusa. Al principio pensaba que no vendría nadie y, de pronto, cuando alguien me confirmaba asistencia, me alegraba el día.
También pensé en armar un buffet para recaudar fondos para la publicación de mi nuevo libro, una novela breve, que si todo sigue saliendo bien, publicaré alrededor de octubre.



Me gusta cocinar así que amasé 60 pizzetas para ese día. En la semana, mi cabeza iba de la computadora al trabajo, del trabajo al almacén, del almacén a la cocina, de la cocina a invitar más gente, de ahí a seleccionar los poemas que iba a leer y así…

Era un poco de nervios, emoción, ansiedad… y esas cosas inesperadas que te sacuden cuando arriesgás algo.

El trío invitado “Con este frío trío” fue maravilloso (un trío de cello, guitarra y voz, y una percusionista invitada). La música se alternó con la lectura en la que participaron: Sonia Betancort, Alejandro Farías, Gastón Mazieres y yo. (Fuera de programa leyeron dos escritores que estaban entre el público).

Finalmente había llegado el día y yo, obviamente, estaba muy nerviosa. Vinieron muchos amigos y amigos de amigos y encontré mi casa llena de unas 50 personas, muchas de ellas desconocidas. Todo comenzó a fluir y a medida que eso pasaba, comprendía muy bien que todo esfuerzo tiene su recompensa.



Desde este rincón virtual, que también es parte de mi hogar, quiero agradecerles a todos los que vinieron, a Ale, a Sonia, a Gastón, a los chicos de Con este frío trío, a mis amigas que me ayudaron con el buffet, a ese chico que no conozco su nombre pero se acercó para regalarme su sonrisa, a los que se vinieron de lejos para abrazarme con su presencia y a los que no pudieron venir pero que tenían ganas…

Esto es un poco lo que pasó, y pasaron otras cosas también, algunas no tan lindas, pero lo que quiero compartir es esto, porque con esto es con lo que elijo quedarme. De lo de más… siempre se aprende algo, sobre todo, que lo perfecto no existe.

Hasta la próxima,

Paula

martes, 5 de agosto de 2008