en la oscuridad las figuras se levantan
crean símbolos que no logro descifrar
(la fiebre me hipnotiza)
todo se vuelve gigante
y mis manos se agitan abriendo caminos
empujan rajan agrietan
desgarran en un tajo profundo la piel de mi pecho
un corazón apócrifo descansa en el centro
y se alimenta de mucosidades extrañas
lo saco de cuajo con los dedos
y tiembla con un movimiento engañoso
es pura simulación puro fingimiento
es pura apariencia sin sangre
pero dentro de mí
hay otro verdadero
la fiebre sigue su rumbo por túneles fantásticos
y me deja exhausta serena aturdida
por fin en paz
suturando mi pecho
acariciando la herida con las dos manos.
2 comentarios:
Me gustó la imagen de los dos corazones, sobre todo la del "verdadero", que es en definitiva el único que importa.
Hola Martín, gracias por tu lectura sensible y hermosa de estas palabras afiebradas.
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