las cosas que terminan
se alejan con sus alas mustias,
con su piel avejentada
(en toda muerte hay un germen de lo que va a nacer)
sigo ese vuelo
con el mismo desorden
de las palabras no dichas,
de las partidas no jugadas,
de los riesgos que se guardan para otra ocasión
(morir y renacer varias veces en la vida,
no es nada extraordinario)
contemplo la ausencia
con la misma afonía
de los recuerdos que se suicidan en el desierto
o de las promesas que se ahogan en una laguna roja
a tres mil metros sobre el nivel del mar
(yo también me fui:
a ninguna parte, sin expectativas)
ahora estoy a orillas de un andén vacío,
inexplorado, misterioso,
sumamente fértil,
para iniciar el viaje a la próxima estación.
2 comentarios:
Pau, que el viaje no termine nunca, que las estaciones se sucedan una tras otra como tengan que suceder. Que salga tu sonrisa como el sol, que haya nuevas promesas, y lagunas de todos los colores, que el misterio y la fertilidad aniden en tu corazón-motor y den a tu vuelo mil volteretas, y que tu voz de tinta se llene de notas cantoras que vistan al viento. Te quiero amiga!! Monty
Monty, gracias por tantos presagios-deseos hermosos, por acompañar mi viaje, por escuchar mis palabras.
Yo también deseo que tus estaciones se sucedan unas a otras como tengan que suceder. te mando un abrazo enorme y espero poder visitarte pronto.
Paula
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