-¿Te puedo hacer una pregunta, abuela? –dijo Vasalisa.
-Pregunta –replicó la Yaga-, pero recuerda que un exceso de
conocimientos puede hacer envejecer prematuramente a una persona.
(“Vasalisa la Sabia” cuento tradicional. Versión de Clarissa Pinkola Estés)
vivo y hay una sensación que se repite:
hoy, como otras veces antes,
creo haber encontrado una lucidez que me guía,
como si sintiera por fin que atravieso mi propio camino
esa luz se enciende en la voz de un otro
o en una coincidencia en la calle
o en la asociación casual de dos imágenes
el mensaje me sorprende,
me toma de improviso
para hacer un click frente a mis ojos dispersos
(ahora… bien abiertos)
pero hay algo que se repite:
una paradoja en la que intuyo saber algo
y al mismo tiempo desconocerlo por completo
entonces otra vez a la deriva,
sin control,
me sumerjo en el río y confío en él
(todas sus vueltas terminan en algún remanso)
pero no creas que esto me desanima
todo lo contrario:
la calma se instala en mi interior
y hasta me permito dormir tranquila,
de ninguna manera quisiera
envejecer antes de tiempo.
6 comentarios:
Precioso poema..
Un placer leerte
Saludos fraternos con mucho cariño..
Besos muchos
Que tengas un buen fin de semana
Me encanta, saludos.
Gracias Adolfo, por volver siempre a leer a mis tierras.
un beso!
Hydro,
me alegra que te guste!
Saludos.
Soy una anciana =S
Eika...
yo veo sólo una niña curiosa. :)
besos!
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