martes, 12 de agosto de 2008

Menú

abro la carta y descubro
tu habilidad casi litúrgica para las intrigas /
recorro con los ojos los distintos platos
que devoraré sigilosamente
en alguna ocasión / si me dejás

percibo el aroma irracional
que te desnuda ante los otros
y sigo el hilo de humo / de esa hornalla tibia
que se desprende de tu espalda
y precede a tu concierto

observo caer de tus manos
las hojas verdes del orégano y el laurel /
las veo temblar por la intemperie /
sacudidas por un viento interior
de formas inciertas /
de pócimas alquímicas

(todo cuece / muta en milagros)

entonces
cuando por fin comprendo la abundancia
de líneas que te trazan /
los secretos con colores y texturas raras /
la diversidad impalpable que queda
en los espacios que ocupás /
recién ahí preparo mi olla
y coloco dentro
las porciones justas que aprendí mirándote /
los sabores inevitables
para calentar el deseo
y servirlo a mi mesa.

2 comentarios:

Dylan Forrester dijo...

Un menú apetecible cocido por la caldera del deseo. Me gustó el poema.

Un abrazo...

paula varela dijo...

la caldera del deseo...

ahí la fuerza que nos moviliza...

gracias por pasar, Jorge.

saludos!