martes, 18 de septiembre de 2012

Insulto

¿Te acordás?

Teníamos calles
de adoquín en los bolsillos,
brújulas insensatas
para mover la nariz
sobre lo furtivo.

Andábamos ebrios
de miel y mostaza
con la ropa justa
para no perdernos.

Teníamos cielo
en la piel de los pies,
zapatos de azúcar,
albatros fieles
volando por la casa.
Teníamos sol
en las botellas de vino,
cilantro fresco
plantado en el jardín,
monedas de otros países
para pagar el pan.

Teníamos convicción.
Nunca teníamos hambre.

¿Qué pasó con todos nosotros
que, de pronto,
fuimos prostituidos por el miedo?

2 comentarios:

Margarita Csanady dijo...

Hola Paula, me ha gustado mucho leer tu poema, sobre lo que un día fuimos muchos, cuando eramos jóvenes y queríamos cambiar el mundo y teníamos esas convicciones de las que ahora muchos también ya no se acuerdan o no quieren. Un abrazo y me encanta tu poesía.
Margarita.

Ana Muela Sopeña dijo...

Muy buen poema, Paula:

Un beso grande
Ana