domingo, 16 de enero de 2011

Lo mismo

antes
no comprendía
la disposición las nubes
en el umbral de la tierra
ni el significado de las manchas
en la arena
ni la ineficiencia del tiempo
cuando se detiene
o acelera
a merced del absurdo
ni
básicamente
porqué
tus ojos
tenían el color de un lago
debajo del sombrero

pero ahora que me atrevo
a sentarme
al pie del precipicio
ahora que ya no me asusta esa orilla
donde el abismo
no es más
que nuestra propia hondura
el espejo tierno
pero también el verdugo
que nos anuncia
lo que no somos

ahora
me siento capaz
de comprender todo
todo
o nada
que es lo mismo.

2 comentarios:

Loli dijo...

Qué misterio y a la vez que verdadero eso de los extremos que al final siempre se tocan.

Te sigo, besos!

paula varela dijo...

por ahí la búsqueda, Loli, por los extremos...

un beso