Deja de correr. Mira. Ahí no falta nada.
Dicho Zen
dejemos que nuestro viento interior se aquiete
y nos permita abrir los ojos hacia lo profundo
el tiempo juega con nuestros pasos
crea nubes de polvo sobre nuestras huellas
nos hace olvidar el camino recorrido
el tiempo avanza veloz
borrando nuestro presente
opaca este día que transcurre por única vez
dejemos que la llama queme despacito
como una mirada mansa y dócil
como una voz silenciosa y precisa
mañana nos tenemos que despertar
pero ahora todavía no dormimos
contemplamos el cuerpo acariciado a la cama
la sensación de frescura en la sienes
dejemos que nuestros pastos se muevan
como una danza suave
que no se aterroricen con la vorágine de las obligaciones
¿cuánto dura el instante de esta quietud?
dejemos que el sentido de las cosas
se construya en nuestros hechos cotidianos
como una revelación espontánea
como una verdad transparente
dejemos de correr hacia aquel sitio donde no estamos
mirémonos a los ojos
¿qué es lo que falta?
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